Soy Marina felicísima mamá de Mateo de 5 años y de Edgar de 2 .Cuando me preguntan cómo llegué a ser mamá en solitario, siempre respondo: ¿en solitario ? yo no estoy sola, mi familia somos mis hijos, mi madre, mi padre y yo 😉
Hay muchas formas de formar una familia y la nuestra es una de ellas. Somos una familia multigeneracional!! todxs vivimos juntxs y nos enriquecemos mutuamente.
Yo viví fuera de España mas de 20 años trabajando en lo que más me gusta, crear y diseñar objetos bellos, buscando ese encanto oculto que hay en la diferencia, ya entonces apostaba por esa idea que nunca me ha abandonado. ¡Lo diferente mola!
Después de todos esos años un día decidí que era el momento de volver a casa. Ya aquí me di cuenta que el deseo de formar una familia propia se hacía más y más presente. Primero pensé, como casi todo el mundo 😉 que para formarla lo indispensable a parte de las ganas sería tener una pareja que quisiese tener hijxs. Y esa persona perfecta, ideal y superpapa… pues no llegó. Entonces cambié el chip y me dije: la ciencia te permite ser mamá sin pareja ¿te atreves ? La respuesta llegó rápidamente: ¡pues claro!.
No voy a negar que el camino para formar esta familia que somos, no siempre fue fácil.
La búsqueda de profesionales que te puedan ayudar a conseguir cumplir tu deseo, los tratamientos, los duelos que hay que hacer… en fin, aunque no me gusta acordarme de las cosas feas en la vida, hay que reconocer que a veces es complicadillo.
Pero todo eso en mi caso, fue muchísimo más llevadero al tener la suerte de poder contar con el apoyo, cariño y generosidad de lxs míxs, mi familia y amigxs. Siempre estuvieron orgullosxs de mí por la decisión que había tomado, por seguir hasta el final siempre en la búsqueda de mi felicidad y por mi valentía.
Estos pequeños que ahora tengo a mi lado, hasta antes de existir, ya venían cargados de amor para mi, e hicieron que me diese cuenta con tan solo imaginar su llegada lo afortunada que era al tener tanta gente que me quería a mi alrededor.
Entonces llegó Mateo, para revolucionar mi vida de viajera incansable y 2 años más tarde como la experiencia fue tan brutal, llegó Edgar y me di cuenta que el amor se puede estirar hasta el infinito y mucho más!
Ahora mi día a día es intenso, muy intenso. Está lleno de momentos frenéticos y de locura, pero como siempre digo, estoy sola para repartir logística cotidiana pero también soy la única candidata a recibir abrazos y cariños. ¡Son todos para mi, no tengo que compartirlos! 😉
Mis hijos me han hecho valorar tantas cosas que antes me eran indiferentes. También me han ayudado a comprender lo que de verdad es importante. Por eso, intento en esta labor de aprendiza de mamá que ejerzo ahora, que siempre estén abiertos a ver todas las posibilidades que existen en cualquier ámbito de la vida. Que crean en sus sueños, que vayan siempre hasta el final de sus deseos.
Crecerán en un mundo lleno de posibilidades que no podrán disfrutar si no creen que “casi” todo es posible.
Para que esto sea una realidad, necesitamos que desde su más tierna infancia les dejemos libres en su búsqueda y descubrimiento de las cosas. Que con nuestras palabras y acciones les enseñemos a tener un pensamiento crítico, para que puedan elegir siempre lo mejor para ellos.
Me gustaría que crecieran en una sociedad donde esta idea de amor incondicional esté tan presente que no tengamos que decir, tengo una mamá o dos papás, o una mamá y un papá… Solo: tengo una familia y soy feliz.
Para formar una familia, no hay reglas, ni tradiciones, ni algo es mejor o peor, solo se necesita Amor. Eso y solo eso se necesita. ¡Doy fe!
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marina, mateo y edgar
Soy Marina felicísima mamá de Mateo de 5 años y de Edgar de 2 .Cuando me preguntan cómo llegué a ser mamá en solitario, siempre respondo: ¿en solitario ? yo no estoy sola, mi familia somos mis hijos, mi madre, mi padre y yo 😉
Hay muchas formas de formar una familia y la nuestra es una de ellas. Somos una familia multigeneracional!! todxs vivimos juntxs y nos enriquecemos mutuamente.
Yo viví fuera de España mas de 20 años trabajando en lo que más me gusta, crear y diseñar objetos bellos, buscando ese encanto oculto que hay en la diferencia, ya entonces apostaba por esa idea que nunca me ha abandonado. ¡Lo diferente mola!
Después de todos esos años un día decidí que era el momento de volver a casa. Ya aquí me di cuenta que el deseo de formar una familia propia se hacía más y más presente. Primero pensé, como casi todo el mundo 😉 que para formarla lo indispensable a parte de las ganas sería tener una pareja que quisiese tener hijxs. Y esa persona perfecta, ideal y superpapa… pues no llegó. Entonces cambié el chip y me dije: la ciencia te permite ser mamá sin pareja ¿te atreves ? La respuesta llegó rápidamente: ¡pues claro!.
No voy a negar que el camino para formar esta familia que somos, no siempre fue fácil.
La búsqueda de profesionales que te puedan ayudar a conseguir cumplir tu deseo, los tratamientos, los duelos que hay que hacer… en fin, aunque no me gusta acordarme de las cosas feas en la vida, hay que reconocer que a veces es complicadillo.
Pero todo eso en mi caso, fue muchísimo más llevadero al tener la suerte de poder contar con el apoyo, cariño y generosidad de lxs míxs, mi familia y amigxs. Siempre estuvieron orgullosxs de mí por la decisión que había tomado, por seguir hasta el final siempre en la búsqueda de mi felicidad y por mi valentía.
Estos pequeños que ahora tengo a mi lado, hasta antes de existir, ya venían cargados de amor para mi, e hicieron que me diese cuenta con tan solo imaginar su llegada lo afortunada que era al tener tanta gente que me quería a mi alrededor.
Entonces llegó Mateo, para revolucionar mi vida de viajera incansable y 2 años más tarde como la experiencia fue tan brutal, llegó Edgar y me di cuenta que el amor se puede estirar hasta el infinito y mucho más!
Ahora mi día a día es intenso, muy intenso. Está lleno de momentos frenéticos y de locura, pero como siempre digo, estoy sola para repartir logística cotidiana pero también soy la única candidata a recibir abrazos y cariños. ¡Son todos para mi, no tengo que compartirlos! 😉
Mis hijos me han hecho valorar tantas cosas que antes me eran indiferentes. También me han ayudado a comprender lo que de verdad es importante. Por eso, intento en esta labor de aprendiza de mamá que ejerzo ahora, que siempre estén abiertos a ver todas las posibilidades que existen en cualquier ámbito de la vida. Que crean en sus sueños, que vayan siempre hasta el final de sus deseos.
Crecerán en un mundo lleno de posibilidades que no podrán disfrutar si no creen que “casi” todo es posible.
Para que esto sea una realidad, necesitamos que desde su más tierna infancia les dejemos libres en su búsqueda y descubrimiento de las cosas. Que con nuestras palabras y acciones les enseñemos a tener un pensamiento crítico, para que puedan elegir siempre lo mejor para ellos.
Me gustaría que crecieran en una sociedad donde esta idea de amor incondicional esté tan presente que no tengamos que decir, tengo una mamá o dos papás, o una mamá y un papá… Solo: tengo una familia y soy feliz.
Para formar una familia, no hay reglas, ni tradiciones, ni algo es mejor o peor, solo se necesita Amor. Eso y solo eso se necesita. ¡Doy fe!